Cómo hacer salsa de champiñones

La salsa de champiñones es una de las salsas más socorridas que existen en el mundo culinario. Y no por ser tan habitual quiere decir que sea peor. Todo lo contrario. Esta salsa, a parte de esta deliciosa, es estupenda para acompañar todo tipo de platos que tengan carne.

Se puede hacer de muchas maneras, y de todas está riquísima. En este artículo te vamos a enseñar cómo elaborar una salsa de champiñones estupenda, de la que no te podrás resistir.

¿Cómo se hace una salsa de champiñones?

Lo primero que tenemos que hacer es reunir todos los ingredientes para elaborar nuestra salsa. Los ingredientes para 4 personas son:

¿Que necesitas para hacer salsa de champiñones?

  • 500 gramos de champiñones
  • 350 mililitros de nata para cocinar
  • 150 gramos de queso parmesano
  • 1 cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • 2 cucharadas de mantequilla
  • Pimienta negra molida
  • Sal
  • Perejil picado (para la decoración)

Lo más recomendable para crear un buen ambiente de cocina es tener todas los ingredientes e instrumentos que vayamos a necesitar a mano. Así, una vez que hayas reunido todos los ingrediente, es aconsejable que los peses todos. De esta forma solo tendrás que añadirlos a la elaboración y no perderás tiempo pesándolos después.

Cuando ya tengas todos los ingredientes pesados, pon en la encimera todos los instrumentos necesarios. Lee bien la receta entera antes de empezar a cocinar.

Ahora vamos a empezar a hacer esta rica salsa:

Instrucciones para hacer salsa de champiñones

  1. Lo primero que hay que hacer es pelar los champiñones. Es recomendable que éstos sean frescos. Puedes comprarlos en cualquier tienda, frutería o supermercado, suelen venir en envases de plástico. O también puedes comprarlos a peso. Si no tienes a mano champiñones frescos también puedes utilizar los que vienen en lata, pero es preferible que sean frescos. Para pelarlos, cogemos un cuchillo y le vamos quitando la piel poco a poco. Tira a tira. Ésta es la parte más laboriosa de la receta, ya que tienes que pelar uno a uno todos los champiñones. Cuando los tengas todos debidamente pelados, enjuágalos rápidamente.
  2. Ahora tenemos que cortarlos en finas láminas. En este punto hay que aclarar que mucha gente corta el tallo de los champiñones y lo deshecha. En esta receta no lo haremos así. Es cierto que la parte del champiñón que contiene el tallo ha estado en contacto con la tierra mientras crecía. Pero, por eso mismo, hemos enjuagado los champiñones antes de cortarlos, para quitarle todos los posibles restos. Por tanto, no hay ningún problema con utilizar el tallo. Además, así no se hecha a perder comida que no tiene ningún inconveniente.

    Imagen de: http://www.eismann.es/
    Imagen de: http://www.eismann.es/
  3. Cuando hayamos cortado todos los champiñones en láminas lo más finas posibles, le toca el turno a la cebolla y a los ajos. Estos dos ingredientes tienen que estar cortados en trozos muy pequeñitos. Por eso, si tienes una máquina picadora, puedes utilizarla para ahorrar tiempo y obtener un mejor resultado.
  4. Una vez estén todos los ingredientes debidamente cortados, es hora de ponerse manos a la obra. Cogemos una sartén grande, la ponemos en la vitrocerámica con el fuego al máximo y echamos las dos cucharadas de mantequilla. Cuando se derrita la mantequilla por completo, añadimos la cebolla y los ajos picados.
  5. Los sofreímos durante dos o tres minutos y cuando se empiecen a dorar, añadimos los champiñones laminados. Ahora le echamos sal y pimienta al gusto y removemos para que se hagan bien todos los ingredientes.
  6. Después de 5 o 10 minutos pochándose todo, añadimos la nata para cocinar a la sartén. Volvemos a echar sal y pimienta ya que la nata suele estar bastante sosa. Aquí podemos añadir también a nuestra salsa alguna especia que nos guste, como puede ser orégano, tomillo o romero. Esto ya en función del gusto de cada uno. Removemos para que no se pegue.
  7. Ahora añadimos el queso parmesano a la mezcla, y removemos. Cocinamos todo durante unos 5 o 10 minutos. Hasta que la nata se vaya mezclando con todo y nos quede la textura que más nos guste. Añadimos el perejil picado por encima, y ya la tenemos lista.

Como hemos visto, no es una receta muy difícil de elaborar. Cuando ya la tengamos lista, la sacamos de la sartén y podemos servirla de diferentes formas y con distintos acompañamientos.

Por ejemplo, si la hemos hecho para acompañar un plato de carne, podemos servirla tal cual sale de la sartén, con los champiñones enteros. O, si preferimos una salsa más líquida, podemos pasar el resultado por la batidora. Pasar la salsa por la batidora está especialmente indicado si el plato que va a acompañar es uno de pasta. En este caso, es mucho mejor que sea líquida, ya que se comerá mejor.

Imagen de: http://www.demoslavueltaaldia.com/
Imagen de: http://www.demoslavueltaaldia.com/

¿De que otra forma puedo hacer salsa de champiñones?

Hay otras variaciones de la salsa de champiñones, por eso, te dejamos aquí otra de las muchas recetas por si quieres probar algo distinto. En este caso, es una salsa de champiñones sin nata. Es prácticamente igual que la anterior, ya que cambian muy pocos elementos de la misma.

Los ingredientes para esta salsa son los siguientes:

  • 250 gramos de champiñones
  • 2 dientes de ajo
  • 1 cebolla
  • 10 gramos de Maizena
  • 250 mililitros de caldo de pollo
  • 200 mililitros de vino blanco
  • Pimienta negra
  • Sal
  • Aceite de oliva

El proceso para la elaboración de esta salsa es el siguiente:

  1. El principio de la receta es básicamente lo mismo: pelamos, lavamos y laminamos los champiñones. Picamos fino la cebolla y los ajos.
  2. En vez de mantequilla, añadimos aceite en la sartén. Cuando esté caliente, echamos la cebolla y los ajos picados. Dejamos que sofrían unos minutos.
  3. Cuando empiecen a coger color, añadimos los champiñones laminados. Echamos sal y pimienta y las especias que más nos gusten. (En la receta no hemos puesto nada de queso, pero si eres amante del queso, también le puedes incorporar uno 70 gramos de queso en este punto de la receta.) Dejamos que se doren y removemos para que no se pegue.
  4. Ahora, en vez de nata, añadimos vino blanco. Esperamos 5 minutos para que se evapore el alcohol.
  5. Como no tenemos la consistencia que da la nata a la salsa, necesitaremos Maizena para tener el mismo efecto. Para utilizarla, la echamos en agua fría para que se diluya. Una vez disuelta, la añadimos a la sartén. Removemos.
  6. Ahora añadimos el caldo de pollo a la mezcla. Cuando empiece a hervir, ponemos el fuego en un nivel bajo y dejamos que se cocine durante unos 10 minutos aproximadamente. Y ya tenemos nuestra salsa.

Como en el caso anterior, podemos triturarla para que quede más densa y parezca más una salsa. Y ya la tenemos lista para acompañar cualquier plato de carne o un buen plato de pasta. Esta receta está especialmente indicada para las personas a las que no le gusten las salsas con nata o las que quieran disfrutar de los mismos platos pero con menos calorías. Sírvela en ocasiones especiales y verás cómo le gusta a la gente. Es una forma fácil de darle más vida a tus platos y apenas conlleva tiempo y esfuerzo prepararla.

Esperamos que os haya gustado esta receta y hayáis disfrutado cocinándola.

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