Cómo hornear el pollo

La carne de pollo es una de las carnes que más se vende a nivel mundial y no es extraño el motivo. Es una de las carnes más económicas, es de las carnes más sanas, son aptas para poder comer en las dietas, no tiene apenas grasa (siempre que se le retire la piel), es fácil cocinarlo y tiene multitud de recetas para hacer con esta carne.

Cualquier plato que no lleve salsas o fritangas y fritos, prepararlo con pollo, puede ser sano y sabroso. Da muchísimo juego porque casa muy bien casi con cualquier alimento. Cualquier zona o parte del pollo se puede hacer horneada. Las alas, los muslos, las piernas y las pechugas. Inclusive el pollo entero. Del pollo se podría decir de todo, casi como del cerdo. Que se come prácticamente todo. Todo salvo los huesos y en el caso del pollo, los huesos también se utilizan para dar gusto. Con el pollo se pueden hacer desde sopas, carnes hervidas, asadas, a la brasa, fritas, cocidas, guisada, etc. Sirve para hacerla en los tacos, ensaladas, guisos, platos principales, carne de pollo rellena, como guarniciones, pollo entero, pollo asado, etc. Y se comen absolutamente todas las partes del pollo. Las alitas, las pechugas, los muslos, los contramuslos, cuartos delanteros, jamoncito, etc. Y hasta los huesos sirven para dar gusto a los cocidos y a los caldos.

En esta ocasión, hablaremos del pollo horneado. El pollo al horno entero se utiliza en muchas ocasiones como la alternativa al pavo. No todo el mundo puede permitirse comprar pavo (es más caro que el pollo), cuesta bastante más hacerlo en perfecto estado porque o se queda crudo o se queda muy seco y se echa a perder y además, es bastante complicado saber cortarlo todo a la perfección sin destrozarlo o hacer el ridículo. El pollo es bastante más sencillo de cortar. También es mucho más sencillo de cortar y servir y da muchísimo más juego porque suele gustar tanto a los pequeños como a los mayores de la casa y si sobra algo, siempre se puede hacer con cualquier cosa.

Instrucciones para hornear el pollo

  1. Coge el pollo y tras lavarlo, sécalo bien.
  2. Coge la bandeja del horno y échale una capa de aceite que lo cubra (para que no se pegue el pollo), coloca el pollo encima de la bandeja y con ese aceite unta el pollo bien.
  3. Cuando esté bien impregnado de aceite de oliva, salpimienta. Es decir, échale sal y pimienta. La que prefieras la blanca o la negra (la negra pica más).
  4. Hay otras opciones también para poder hornear el pollo en el horno. Se puede poner ajos (previamente chafados y pelados), colócalos dentro del pollo o por encima para que coja gusto. Otras variaciones son el pollo con naranjas o limones cortados en rodajas. Se le coloca alrededor del pollo y se pone al horno. El olorcito tan bueno que deja y el sabor, le da un toque diferente
  5. Colócalo dentro del horno que previamente habrás calentado a unos 200ºC.
  6. ¿Cuánto tiempo? Pues entre media hora y una hora suele ser suficiente, pero dependerá de la potencia y lo grande que sea el pollo. También es importante, que esté el horno caliente para ir más rápido en su horneado.
  7. Para ir viendo si el pollo está en su punto o sigue crudo, coge un cuchillo y pínchalo. A ver como sale… aparte, en la zona del muslo, hazle un pequeño corte. Ve fijándote si el jugo que sale es rosáceo o rojo. Si es así, está muy crudo.
  8. Si le queda todavía un rato, baja la temperatura para que no se queme.
  9. Se dice que los cocineros echan un cálculo para saber casi a ojo, el tiempo que tardará la carne en hacerse. Lo que hacen es calcular el peso del pollo y sobre cada medio kilo tienen en cuenta quince minutos.
  10. Sobre todo, no tengas en cuenta el tiempo a ojo. Fíjate bien de la pinta pero sobre todo para saber si está bien hecho por dentro y no está ni excesivamente seco o muy crudo, pínchalo. Sólo así puedes saber si está bien hecho.
  11. Cuando ya esté asado, se apaga el horno y se saca del horno, con cuidado de no quemarte.
  12. Se quita del horno y se deja reposar unos quince minutos. Para que el aceite se vaya reposando en la bandeja o el molde y se pueda cortar después bien sin que se rompa.
  13. Para cortar el pollo, se le coloca sobre la tabla de cortar y se reserva el aceite en una salsera.
  14. Empieza a cortar el pollo por la zona de los muslos. Aguanta con un tenedor grande la zona del cuerpo y retírale las patas. Siempre se corta por la zona de las articulaciones. Así con las patas.
  15. Después, empieza a cortar desde el centro del pollo hasta el hueso de la pechuga. Se va cortando por los lados, se cortan los laterales del pollo. Las pechugas ya separadas se empiezan a cortar.
  16. Sírvelo en un plato y rocíalo por encima con el aceite del pollo.
  17. Si optáis por no querer hacer el pollo entero al horno, podéis cortarlo y lo hacéis preparado como si se tratara del pollo al horno (entero de una pieza) pero a piezas, en este caso. Sólo tendríais que tener cuidado de que las piezas no estén amontonadas (para que se hagan a la vez) y no queden unas crudas y otras muy doradas. Y cuidado porque la zona de las pechugas se hace más rápido y puede quemarse.

¿Que necesitas para hornear el pollo?

  • El pollo.
  • Sal.
  • Pimienta blanca o pimienta negra.
  • Aceite de oliva.
  • Cuatro dientes de ajo.
  • Un cuchillo.
  • Una tabla para cortar.
  • Una bandeja de horno.
  • Un molde para colocar el pollo dentro del horno.
  • Un horno.
  • Tres dientes de ajo.
  • Un tenedor.
  • Platos.

 

Consejos para hornear el pollo

A la hora de preparar un pollo y hacerlo al horno sólo has de tener en cuenta no pasarte con las especies o al salpimentarlo y tener el punto de cocción perfecto para que no se queme ni quede demasiado crudo. Salvo eso, es difícil que te vaya a salir mal.

Puedes hacerlo también relleno, con frutas, con verduritas, sólo con cebolla o con ajo para darle gusto. O prepararlo con hierbas aromáticas y simplemente salpimentarlo para que sea más sano.
Si no quieres que tenga muchas calorías, puedes optar por quitarle antes de servirlo, la piel. La piel contiene muchas calorías. Quitar la piel es quitarte calorías del plato, de hecho, la piel del pollo es donde más calorías tiene. Abstenerse, cuando veáis una piel que tiene un color a manchas, que no es uniforme, que no está tersa, que resulta al tacto pegajosa… ni se os ocurra comérosla. Otra opción también es colocar en el pollo en vez de aceite de oliva, margarina por todo el pollo. Pero esa es otra alternativa y no es tan sana como el aceite de oliva. Pero si quieres cuidarte, no te comas el aceite untándolo con el pollo. Déjalo para otros comensales. Eso sí, no lo tires porque se quedará el pollo seco. Sírvelo en el plato, rociando el pollo por encima para que esté jugoso o en una salsera y que cada uno se eche lo que quiera o necesite.

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