Cómo cocinar espinacas

La espinaca es una verdura repleta de nutrientes, como son las vitaminas A -imprescindible para afrontar todo tipo de infecciones, para tener buena vista o para prot egernos de enfermedades graves-, y la E, así como de numerosos antioxidantes, que mejoran nuestra salud y nos ayudan contra el envejecimiento. Por eso es un vegetal que no debe faltar en ninguna dieta sana y comerse con frecuencia, junto con el resto de verduras y frutas.

Las espinacas son una verdura que durante mucho tiempo ha estado asociadas con el famoso personaje de comic y dibujos animados Popeye, que, como muchos recordarán, obtenía una fuerza extraordinaria al comerse una lata de espinacas. Esta caracterìstica se basaba en la creencia falsa de que las espinacas tenían una cantidad enorme de hierro. En realidad, esa idea se basó en un error de transcripción de la investigación hecha por científicos alemanes a finales del siglo XIX, pues al difundir el estudio en Estados Unidos, se puso una coma errónea en el porcentaje que daba una cantidad de hierro en las espinacas diez veces mayor de la realidad. De todas maneras, los dibujos de Popeye dieron una gran popularidad a las espinacas durante décadas, y lo que sí es cierto que son una gran fuente de salud.

Para mantener el máximo posible de sus cualidades nutritivas, lo mejor es consumir crudas las espinacas, en ensalada. Si se someten al calor, la segunda mejor forma de cocinar las espinacas es al vapor.

De todas maneras, si las preparas de otras maneras también estarás alimentándote muy bien, pues todavía ingerirás una gran cantidad de nutrientes, sobre todo si las incluyes en tu dieta acostumbrada. Por eso te vamos a indicar un montón de maneras de cómo cocinar espinacas para que las comas con presentaciones variadas que te animarán a tomar espinacas con frecuencia.

Cómo cocinar espinacas

Crudas

La forma más sencilla de cocinar espinacas es ni cocinarlas, es decir, comerlas en crudo. En realidad, están muy sabrosas. El único trabajo previo es lavarlas a conciencia, incluso con unas gotas de lejía apta para desinfectar verduras en varios litros de agua. Después sólo tienes que escurrirlas bien y secarlas con un paño de tela o celulosa, o usar algún aparato centrifugador manual o eléctrico, o usar un colador grande y un bol, donde pondrás las espinacas, taparás con el colador y agitarás bien, soltando el agua sobrante sobre el fregadero.

Puedes preparar una ensalada de espinacas aliñándolas simplemente con aceite y vinagre, y un poco de sal. Esta ensalada la puedes ampliar casi hasta el infinito, añadiendo diversos ingredientes a tu gusto, desde queso de cabra en cubos, tiras de bacon frito o hecho a la plancha, trozos de pechuga de pollo, picatostes de pan frito, huevo duro, atún en aceite o escabeche… Y puedes condimentarla con la salsa que quieras, ya sea una vinagreta, salsa César, mayonesa, salsa tártara, o la que prefieras…Al final tendrás una ensalada muy sabrosa, nutritiva, completa y variada.

Hervidas

Hervir las espinacas es utilizar uno de los más clásicos, antiguos y básicos métodos de cocinar un alimento: sumergirlo en agua u otro líquido, como el aceite o un caldo, y llevar ese líquido a ebullición, para que alcance los 100 grados centígrados.

Es muy habitual hervir o cocer las espinacas, tanto para usar después en otras preparaciones culinarias como para consumirlas tal cual, tal vez aliñadas con aceite u otros condimentos. Para hervir espinacas, lávalas bien para retirar todo rastro de tierra y polvo, escúrrelas y córtales las puntas de los tallos, revisa que todas las hojas estén bien, sin manchas o mal aspecto, córtalas en manojos más pequeños respecto a cómo estaban cuando las adquiriste e introdúcelas en una olla con poca agua, sólo la suficiente para cubrir el fondo de la cazuela.

Pon esta al fuego y cuando rompa a hervir, vigila como se van cociendo las espinacas, dado que en pocos minutos observarás cómo se van reduciendo las hojas, ablandándose y tomando un color verde mucho más oscuro y brillante. Puedes añadir una pizca de sal, al gusto, en este momento, o posteriormente si las vas a usar para elaborar un plato que lleve espinacas.

En cuando veas que están tiernas, lo que puedes comprobar a simple vista, aunque te puedes cerciorar pinchándolas con un tenedor, es el momento de sacarlas del calor y ponerlas bajo agua fría corriente del grifo, o en un bol con agua y cubitos de hielo, para interrumpir brúscamente la cocción y que no se pasen de cocción. Ponlas en un colador para que suelten todo el agua sobrante, mejor si es de amplio diámetro. Para que salga todo el agua posible, porque se empapan mucho, ayúdate con una espumadera para aplastar las espinacas contra el fondo del colador y escurrirlas bien.

Al vapor

Otro método que se puede utilizar para las verduras, y por tanto, también para las espinacas, es cocerlas al vapor. Esta técnica consiste en poner el alimento en un cestillo o cesta de metal -tambén puedes usar un colador de metal- que quede encajada en una olla o cazuela donde habrá agua bullendo, pero sin tocarlo.

Para cocinar las espinacas al vapor tómalas una vez bien lavadas y escurridas, córtalas en pequeños trozos, y colócalas en un cesto como los mencionados y este dentro de la olla. Esta deberá tener agua pero sin que llegue a tocar el cestillo metálico -en Oriente Lejano es habitual usarlos de bambú o similar-. Pon la olla con el cesto y las espinacas dentro sobre el fogón, a fuego medio, tápala, y deja que las espinacas se hagan, lo que comprobarás cuando veas que han perdido volumen y están blandas y de color verde más oscuro.

Una vez cocidas, retira el cestillo, tira el agua de la olla, ponle agua fría, coloca de nuevo el cestillo, y aplasta con una paleta las espinacas contra el fondo del cestillo, para que pierdan el exceso de agua que puedan tener, aunque será menor que cuando se hierven dentro del agua.

Si quieres comerlas así, de manera sencilla, riégalas con un chorrito de aceite de oliva, una pizca de sal y pimienta, y si te gusta, un toque de zumo de limón o de vinagre, normal o de manzana, o balsámico, que es menos ácido, según tus preferencias.

Cómo cocinar espinacas

Salteadas

Otro método básico y rápido de cocinar las espinacas es el salteado, una técnica que se utiliza para muchas recetas distintas de alimentos. Consiste en poner el producto que sea, verdura, carne o pescado en trozos, etc., en una sartén con algo de grasa o aceite -siempre es recomendable el de de oliva, por su gran sabor, pero también es bueno para la salud el de girasol o maíz- y darle vueltas rápidamente con una espátula o espumadera a fuego fuerte para que se haga deprisa.

Con las espinacas procederemos de igual forma. Una vez bien limpias las espinacas y cortadas las hojas y tallos en trozos cortos, como se comentaba antes en este artículo, se dejan apartadas y se pone una sartén a calentar sobre el fuego -es un decir, dado el auge de las placas vitrocerámicas, pero es una referencia a cualquier fuente de calor que usemos para cocinar-.

En este paso, puedes echar un ajo picado finamente o cortado en láminas, lo que es una receta simple y muy extendida, y cuando se vaya dorando, lo que tardará apenas un minuto o menos, le puedes añadir una cucharada de pimentón. Dale vueltas a todo rápidamente con la espátula o paleta, mejor si es de madera o plástico para no rayar el fondo de la sartén o recipiente que estés usando, y con las vueltas evitarás que se quemen ajo y pimentón. Enseguida, agrega las espinacas cortadas finamente y revuelve todo de manera continua y sin parar, con el fin de que las espinacas se impregnen bien del aceite, el ajo y el pimentón.

En pocos minutos verás que la tersura típica de las hojas desaparece y se ablandan completamente, perdiendo mucho volumen. Cuando veas que están bien blandas, o cuando estén a tu gusto, que puede ser que las prefieras algo más crujientes, las retiras. Por supuesto, puedes saltear las espinacas sólo con aceite o mantequilla, excluyendo el ajo y el pimentón, o usando únicamente ajo para darle más sabor a la verdura.

En fritura

Una manera muy sabrosa de cocinar las espinacas es freírlas, pues tendrán todo el sabor del aceite de oliva o el que utilices. Una vez que hayas limpiado bien las espinacas y estén secas, puedes hacer dos cosas distintas, a elegir: puedes picarlas de manera que todo, hojas y tallos, estén cortados en pequeños trozos, o hacer pequeños manojos -que puedes unir con un hilo de cocina por los tallos, o atándolos con uno de los tallos que veas más largo-.

Sea de una u otra forma, prepara una sartén con abundante aceite, y deja que se caliente bien. Cuando veas que empieza a humear, en ese instante ya puedes poner las espinacas, picadas o en manojos, en el aceite, con cuidado de no dejarlas caer desde lo alto o quemarte con gotas de aceite hirviendo que pudieran saltar. Hazlo con seguridad y tranquilidad, acercando las espinacas al aceite y retirando la mano o la espátulo si las echas desde un plato o fuente, con rapidez.

En un minuto o dos estarán fritas y estarán crujientes. Retíralas enseguida para que no se quemen y colócalas sobre un plato o bol, en el que es conveniente colocar un papel absorbente de cocina o un paño, para que escurran el aceite.

Por supuesto, puedes freír unos ajos, enteros -con piel o sin ella- o en láminas, que deberías retirar en cuanto se doren, para que no se quemen, apartarlos y después se los añades a las espinacas fritas si te gusta así, o desecharlos si te basta con el aroma del ajo en el aceite. Mientras escurren el aceite sobrante, ponlas algo de sal y pimienta, o sólo sal. Sírvelas inmediatamente, pues las frituras están en su punto de mejor sabor recién hechas.

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